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Vigilar y castigar

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Título: Vigilar y castigar
Autor: Foucault, Michel
Editorial: Siglo XXI
N° de págs.: 384
Idioma: Español
ISBN: 9789876290579

Comentario sobre el libro
Quizás hoy provoquen vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites de las ciudades y, a veces, en el corazón de éstas. Se complacía en esa nueva benignidad que reemplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. Quienes robaban eran encarcelados, también aquellos que violaban o mataban. ¿De dónde proviene el curioso proyecto de encerrar para corregir, disciplinar, controlar, que traen consigo los códigos penales de la época moderna? ¿Es una herencia de las mazmorras medievales? Más bien, una tecnología novedosa: el desarrollo de un conjunto de procedimientos de coerción colectiva para dividir en zonas, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez "dóciles y útiles". Vigilancia, ejercicios, maniobras, puntajes, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros: una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades, pero les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria, de la que aún dependemos.

Referencias del autor
Nacido un 15 de octubre de 1926 en la localidad de Poitiers, Francia y bajo el nombre de Paul-Michel Foucault, este prestigioso pensador francés se crió en un ambiente formal en el que los estudios y el conocimiento eran considerados algo esencial, puesto que el padre de Foucault, era un reconocido cirujano francés. Tras un historial académico repleto de altibajos, Foucault consiguió ingresar en la célebre École Normande Supérieure, reconocida por ser una de las cunas de los mejores especialistas y pensadores de humanidades de Francia.
Su estancia en la École Normande fue una de sus etapas más difíciles. Tras sufrir una depresión y varios intentos de suicidio, Foucault estuvo en manos de un psiquiatra durante mucho tiempo. Durante este período adquirió una gran pasión por la psicología, lo que le llevó a licenciarse tanto en psicología como en filosofía. Al acabar sus estudios universitarios, Foucault consiguió un puesto de docente en la École Normande. Sin embargo, su estancia en este puesto fue breve asumiendo tras él una plaza de profesor de psicología en la Universidad de Lille, también en Francia.
Tras varios oficios más, Foucault regresó a Francia con la intención de acabar su doctorado, durante lo cual aceptó un cargo en el departamento de filosofía de la Universidad Clermont-Ferrand. A lo largo de este periodo de su vida Foucault se convirtió en un prolífico escritor, estando la mayoría de sus textos centrados en la psicología, la psiquiatría y la salud mental. Mientras que sus publicaciones posteriores se centraron en temas relacionados con política, temas sociales y sexualidad.

Superación del estructuralismo y últimos años
Durante los años en los que se interesó por la corriente estructuralista, Foucault fue considerado como parte de la corriente, estando a la misma altura que algunos otros grandes pensadores como Jacques Lacan o Claude Lévi-Strauss. A pesar de esto, Foucault rechazó por completo la idea de ser considerado como defensor del estructuralismo. En 1968 estallaron las famosas revueltas estudiantiles de mayo, acontecimientos que marcaron profundamente a Foucault y tras los cuales consiguió un puesto como principal del departamento de filosofía de la recién creada universidad experimental París VIII. A partir de aquí comenzaron sus años de fuerte activismo político. Finalmente, este filóso fue elegido como parte del prestigioso cuerpo académico del Colegio de Francia, aumentando su participación en la vida política y viajando alrededor de todo el mundo para impartir clases y conferencias, incluyendo sus famosas conferencias y entrevistas en Estados Unidos e Irán. Durante sus últimos años de vida Foucault fue criticado por haber cambiado de ideas y de opinión continuamente a lo largo de su vida, a lo que él defendía como un fenómeno natural debido a la experiencia y adquisición de conocimiento.
Finalmente, Foucault murió en el año 1984 a causa del sida, no sin antes destruir una gran parte de sus manuscritos y prohibir terminantemente la publicación de todos aquellos que hubieran podido “sobrevivir.

El poder según Foucault
A pesar de que en sus inicios Foucault se centrara en temas principalmente psicológicos y relacionados con la salud mental, así como en las instituciones que lo controlan, sus aportaciones más importantes y reconocidas se encuentran en el campo de las ciencias sociales y la política.
Debido a que vivió durante una época de grandes cambios y convulsión social, Foucault se mostró muy interesado en el presente al que pertenecía. Realizando excepcionales reflexiones sobre los sistemas y relaciones de poder de la época. Antes que nada es necesario especificar que cuando se habla de poder, Foucault no se ciñe solamente al poder gubernamental o de las instituciones, si no que abarca las relaciones de poder que se dan en todos los ámbitos de la sociedad, también conocido como poder social. Este poder social está conformado por una gran trama de pequeñas esferas de poder, situadas por debajo de los grandes poderes tales como el gobierno o la iglesia. Según Foucault, estas subesferas de poder se encuentran a distintos niveles y se apoyan unas en otras para manifestarse de manera sutil y astuta. Sin embargo, según el propio pensador, el principal obstáculo para llevar a cabo una revolución es el mantenimiento de las relaciones de poder tal cual se encontraban en la época, llamando a examinar y analizar estas relaciones de poder de naturaleza social. En una de sus publicaciones conocida como La microfísica del poder (1980), Foucault realiza una revisión de estas relaciones de poder a través de dos dinámicas de dominio diferentes:

Contrato: se materializa en el poder de tipo opresor y jurídico. Fundamentado en la legitimidad de este.
Dominación: se establece en términos de represión y sumisión.
Foucault insiste en el que el conflicto no se encuentra solamente en el poder gubernamental, sino que también en todas las subestructuras con relaciones de poder en su interior que lo sustentan. A raíz de esta idea, Foucault insiste en que el análisis de las relaciones de poder no deben partir del poder gubernamental, sino que es necesario comenzar por las subesferas de poder más pequeñas que lo alimentan y hacen posible su mantenimiento.
Finalmente, Foucault determina que el papel principal de los pensadores se encuentra dentro de la sociedad, acompañándola en la lucha contra las formas de poder que existen dentro de ella.

Fuente: https://psicologiaymente.com

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